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¿Es contaduría una gran carrera?

Por Samuel Mantilla. ¿Es contaduría una gran carrera? ¿Cuáles son los mejores contadores que la sociedad y la profesión necesitan? Un análisis en una época en que es necesario ‘permanecer en casa’ privilegiando el ‘aislamiento social.’


El pasado 10 de marzo, Keith Kauffman, de Phoeniz, Arizona, escribió un tweet en su cuenta @KeithSKauffman, diciendo:


“The accounting profession needs to stop trying to convince students accounting is a great career y focus on making it a great career. It´s the difference between words and action. We need more action.” [La profesión contable debe dejar de tratar de convencer a los estudiantes de que contaduría/contabilidad es una gran carrera y centrarse en hacerla una gran carrera. Es la diferencia entre palabras y acción. Necesitamos más acción"].

Keith S. Kauffman tiene su blog https://antigaap.com/ (The AntiGAAP website. A new future for financial reporting). Es de esos contadores públicos (CPA) que valen la pena seguir porque, no quedándose anclado en las prácticas actuales, ayuda a abrir caminos. Hace parte de lo que puede denominarse la línea corporativa de los contadores públicos que, dentro de ésta, señala las debilidades de la presentación de reportes corporativos (en su caso, basados en US GAAP) e intenta presentar soluciones alternativas, siempre con ‘sello empresarial.’


En respuesta a ello el profesor Atul K. Shah, de Routhledge, recomendó su propio libro Reinventing Accounting and Finance Education [Reinventar la educación en contaduría/contabilidad y finanzas].


Shah es PhD (London School of Economics) ACA, renombrado escritor, profesor y emprendedor social que ha liderado un rango de iniciativas globales. El libro que se está mencionando lo publicó en el año 2017, subtitulándolo For a Caring, Inclusive and Sustainable Planet [Por un planeta solidario, incluyente y sostenible]. Pertenece a lo que se denomina la ‘línea social’ que no acepta las prácticas de la presentación de reportes corporativos por estar estrechamente vinculadas con el mercado libre y por la carencia de prácticas verdaderamente éticas y justas.


El análisis de estas cosas es interesante en una época en que es necesario ‘permanecer en casa’ privilegiando el ‘aislamiento social.’ Una época que no se sabe a ciencia cierta cuánto pueda durar ni cuáles sean sus efectos de corto, mediano y largo plazo.


Por lo pronto, desde la perspectiva contable:


  • Algunos sectores están recurriendo a sus fórmulas de siempre: revisión del deterioro del valor de los activos, impuestos diferidos, mediciones del valor razonable, análisis de los flujos de efectivo…

  • Otros discuten si se trata de un problema de ‘empresa en marcha,’ de ‘negocio en funcionamiento’ o de revelación de hechos ocurridos después del balance.

  • Muy pocos están analizando el impacto en los ingresos ordinarios, que para muchas empresas están desapareciendo (p.ej., transporte aéreo), pero para otras se están incrementando (p.ej., farmacéuticas).

  • Muchos esperan los gobiernos sean los que aporten las soluciones y ‘están poniendo la mano’ para que los gobiernos les den rescates, ayudas, plazos…


El comentario de Kauffman es acertado, dado que pone el dedo en la llaga: un esfuerzo muy fuerte de mercadeo para atraer a los mejores talentos ofreciéndoles una carrera muy lucrativa, y la dura realidad de que las cosas son muy diferentes porque las condiciones solo se van conociendo en la medida en que se avanza en esa carrera.


La reacción de Shah está centrada en pretender por la vía macro resolver un problema micro: la insistencia en lo social como condición para una sociedad mejor y, por lo tanto, una profesión diferente.


En el análisis desde la perspectiva social, está claro que la inclusión social, la eliminación de barreras de género, raza, sexo, etc., ya hace parte del ADN corporativo, por lo menos de las empresas líderes. Lo que está pendiente es tener medios efectivos para la lucha contra el cambio climático, garantizar alimentación-salud-educación de calidad para todos, y su medición a través de reportes que sean no solo efectivos sino creíbles. Técnicamente conocidos como reportes ESG o presentación integrada de reportes.


Lo que queda claro de estos análisis es la enorme diferencia (‘brecha’) entre las expectativas que se generan para atraer quiénes ingresen a la profesión contable, y la dura realidad del ejercicio profesional muchas veces condicionado al éxito comercial y no tanto a la calidad técnica o la integridad ética.


La disyuntiva que se genera es mostrar a los candidatos a contadores la dura realidad del ejercicio profesional, a riesgo de que busquen otras carreras. ¿O mantener la brecha actual y que, en medio del camino, vayan ascendiendo o retirándose a fin de que solo culminen los mejores, sin que haya claridad de cuáles son esos ‘mejores’ que la profesión y la sociedad necesitan?


En este contexto, los efectos disruptivos de las tecnologías digitales son devastadores en algunos sectores de la profesión. Porque ser mejor está, además condicionado, a estar digitalmente calificado. Y ello cambia por completo las prácticas tradicionales, aquello a que los contadores están acostumbrados a hacer y aquello que la sociedad normalmente reconoce es un trabajo de los contadores.


Así las cosas, hace crisis ampararse en la norma: hacer o no hacer porque la norma lo dice o no lo dice, y considerar que está bien realizado el trabajo porque se realizó de acuerdo con la norma. ¿Éxito legal entendido como éxito profesional?

En una sociedad que hoy privilegia la integración, diferenciar entre integración e integralidad ayuda a ingresar por la senda de las soluciones, o a quedarse anclado en el pasado.


Porque una cosa es trabajar solitario como persona natural, convencido ingenuamente que puede hacerlo todo, y otra es trabajar como parte de una plataforma, una firma de contadores, un equipo de soluciones.


Que las reflexiones y los análisis de estos días de ‘aislamiento social’ generen buenos aportes que podamos llevar a la práctica con resultados satisfactorios para la sociedad y para la profesión.

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