Elon Musk sobre ESG

Por John Hughes – Elon Musk sobre ESG, o: ¡descubre lo falso!
Documento original: Elon Musk on ESG, or: spot the phony!
Un artículo reciente de Globe and Mail reportó sobre los recientes ataques de Elon Musk sobre ESG.
Aquí hay algunos extractos de la pieza, escrita por Jeffrey Jones:
Elon Musk no es fanático de los marcadores de ambiental, social y gobierno usados para evaluar compañías para la inclusión en fondos de inversión. Ver a su compañía expulsada de un importante índice de ESG no ha atenuado exactamente sus críticas.
Este mes, Tesla Inc, del Sr. Musk, a la que se le concede el crédito de elevar los vehículos eléctricos a símbolos del estado de lucha-contra-las-emisiones, fue eliminada del S&P 500 ESG Index, la base para su inclusión en varios fondos de inversión pasivos. La exclusión solo ha empeorado la caída de las acciones de Tesla, que ha caído un 43 por ciento en el último mes y medio.
Tesla fue recortada luego que sus calificaciones de ESG cayeron a causa de una serie de factores, que incluyen su carencia de una estrategia de bajas emisiones de carbono y códigos de conducta de negocios. Aún más irritante para la persona más rica del mundo, Exxon Mobil Corp., la mayor petrolera, fue agregada a la lista.
Muchacho, el Sr. Musk estaba loco. “Exxon está clasificada entre las diez mejores del mundo en ambiente, social & gobierno [environment, social & governance (ESG)] por S&P 500, ¡mientras que Tesla no está en la lista!” tuiteó. “ESG es una estafa. Ha sido armada por falsos guerreros de la justicia social”.
… El riesgo de tener alguien como el Sr. Musk, con su inmenso megáfono y sus masivos seguidores, refiriéndose a ESG como una conspiración izquierdista contra los negocios es que envalentona a los políticos de ideas afines, y podría resultar en retrasar o bloquear la legislación y las regulaciones para temas tan importantes como el cambio climático y la revelación corporativa.
El último punto es seguramente uno que es clave. A primera vista, es absurdo que algo tan ampliamente prospectivo como ESG, especialmente la parte “E” existencialmente-cargada de ello, regularmente podría ser calificado como una especie de extralimitación izquierdista. Pero el mundo proporciona casi a diario recordatorios de cómo los poderosos intereses derechistas se enorgullecen salvajemente de rechazar cualquier forma de racionalidad prospectiva. Tal y como escribí en el primer borrador de este artículo, buena parte de las noticias están centrados en los tiroteos masivos en Uvalde, Texas, con expresiones generalizadas de incredulidad ante la continuada resistencia republicana a cualquier tipo de control de armas o medidas de seguridad; además, es probable que los republicanos que interpreten tales incidentes como la base para más “libertad de armas” que menos. La negativa a cambiar la posición de una en respuesta a una carnicería evitable es, para la mentalidad republicana, una prueba de virtud más que de perversidad, una demostración de adherencia al principio dado-por-Dios sin importar cuán fuerte sea la prueba terrenal.
De la misma manera, si se está acumulando el costo de las rarezas globales, tal y como es medido por huracanes o hambrunas o inundaciones o cualquiera en lo cual usted se quiera enfocar, entonces rechazar las iniciativas progresistas de la presentación de reportes ESG, o las restricciones a la perforación, o los estándares de eficiencia impuestos, podría ser presentado como una defensa apasionada de la libertad frente a la acumulación de fuerzas “socialistas” (la terrible paradoja puede ser que a mejor “funcione” la presentación de reportes ESG, más enemistad atraerá como input para cambiar el comportamiento corporativo). El envejecimiento demográfico y las economías estiradas, así como las dificultades prácticas de acumular y mantener riqueza en las próximas décadas solo se sumarán a esta dinámica, me parece. Pero tal vez estoy siendo demasiado pesimista. El Globe and Mail mismo, pocos días después del artículo arriba referenciado, publicó otra pieza de opinión, de Andre Pratte, que argumentó:
Los adversarios de ESG y del capitalismo del stakeholder subestiman las fuerzas que están detrás del movimiento. Ciudadanos de las democracias occidentales saben que el capitalismo es un motor fantástico de prosperidad, pero también han llegado a entender que están involucradas externalidades grandes – por las que las acciones privadas realizadas por las compañías pueden producir costos públicos que agobian a la sociedad.
Como clientes, empleados, e inversionistas, están demandando que los negocios jueguen un rol en aliviar los costos ambientales y sociales del rápido, pero desigual, crecimiento económico.
Bueno, esperemos que esta “demanda” persista y crezca en la extensión necesaria. En cuanto al artículo de Elon Musk, continúa una tendencia desalentadoramente tóxica, de permitir que las debilidades de los billonarios de perfil-alto distorsionen cada aspecto del discurso público. En la parte del centro de Toronto donde vivo, recientemente los Teslas se han vuelto extraordinariamente comunes – algunas veces veo pasar varios de ellos en sucesión. Cualquiera que sea la virtud ambiental relativa que puedan tener sobre los automóviles regulares, me parece poco probable, dada la naturaleza de la vida en el centro, que la mayoría de esas compras (que, después de todo, resultan de un proceso de producción inherentemente intensivo-en-recursos y que agota el planeta) no podrían haber sido evitadas mediante una estrategia alternativa de caminar, andar en bicicleta, transporte público, viajes compartidos, uso selectivo de vehículos ya existentes, y similares, ninguno de los cuales, por supuesto, tendría la misma virtud y riqueza – y condición que señale riqueza.
Cuando uno agrega las aventuras espaciales de Musk, quizás aún más ricas en recursos y ego, su compromiso de votar solo por los republicanos en el futuro (respaldando por lo tanto la agenda del Gran Petróleo, y del calculado anti-ambientalismo en general) y el impulso periódico del miserable bitcoin, y su corrupción alimentada-por-Twitter de lo que queda de nuestro espacio público colectivo, es alguien a quien los ciudadanos e inversionistas comprensivos citados en el artículo de Pratte harían bien en darle la espalda…
Las opiniones expresadas son solamente las del autor.
Esta traducción no ha sido revisada ni aprobada por el autor.