Auditoría moderna
Por Samuel Mantilla – La construcción de la auditoría moderna y la transformación de la revisoría fiscal
Mi convicción personal es que la revisoría fiscal se limite a realizar la auditoría independiente de estados financieros según estándares internacionales de auditoría. No es una postura popular porque ni las mayorías gremiales ni los reguladores, supervisores y normalizadores están dispuestos a ‘Cruzar el Rubicón’. Por eso, como alternativa, usando la teoría del ‘segundo mejor’ propongo dos modelos de revisoría fiscal, de mercados y regulatorio.
Ello implica entender los impactos transformadores que la globalización, estandarización, digitalización, automatización de procesos, cambio climático, activismo de género y ambiental, entre otros, generaron en todas las actividades humanas.
La profesión de contadores y auditores también ha tenido cambios de fondo. Quizás el más importante haya sido el pasar de auditoría externa (según las GAAS/NAGA) hacia auditoría independiente de estados financieros (según ISA/NIA). Unido al tránsito desde estándares internacionales de contabilidad (IAS/NIC) hacia estándares internacionales de información financiera (IFRS/NIIF). Así como también los nuevos enfoques y prácticas de control interno (COSO), auditoría interna y gobierno corporativo. Cambios profundos, con importante efecto transformador, a pesar de que muchos contadores y abogados en Colombia todavía no los entiendan o pretendan desconocer.
En un comentario anterior, titulado Revisoría Fiscal y Gobierno Corporativo, resalté que por estar ‘pensando en pequeño’ están dejando por fuera ‘lo grande’ y que, en consecuencia, ¡Otros ocuparán esos lugares!
La revisoría fiscal requiere una profunda transformación que incluye, además de la racionalización de las funciones alrededor de la auditoría independiente de estados financieros, la regulación de la profesión del auditor.
El ‘supuesto’ actual de que el revisor fiscal es el auditor hace tiempo se fue al suelo. No es creíble. Porque lo importante no es el uso operativo de las NIA (como muchos proclaman a lo largo y ancho del país), sino su fundamentación ética, esto es, la independencia del auditor frente a la entidad auditada.
Por andar ‘anclados en el pasado’ pocos, en Colombia, han entendido la diferencia entre ‘auditoría externa’ y ‘auditoría independiente de estados financieros.’ No se trata de incorporar una auditoría a la antigua sino de construir una auditoría moderna, ajustada a los nuevos requerimientos del entorno.
En ese contexto, es oportuno el reporte que el 20 de noviembre de 2020 publicó ICAEW como parte de su iniciativa AuditFutures. Se trata de un ‘Audit Manifesto’ que lleva por título Building a modern audit profession [Construcción de una profesión de auditoría moderna].
“Este Manifiesto destila el conocimiento y las perspectivas de la iniciativa AuditFutures, de ICAEW, y lo hace en cinco principios para construir una profesión de auditoría moderna.
Esos cinco principios deben estar en el corazón de la reforma de la auditoría.
Piden prestar atención seria al propósito, la identidad, la comunidad, la educación y la mentalidad. Podrían ayudar a avanzar el debate sobre la política y orientar a la profesión de auditoría en su camino hacia un futuro mejor.
Haciendo eco de las observaciones de Sir Donald Brydon de que ‘la auditoría no está rota, pero ha perdido su rumbo y que todos los actores en el proceso de auditoría tienen alguna responsabilidad’, el Manifiesto es un llamado a la profesión de la auditoría a que se apropie de cómo sea reformada y reconstruida. Mediante tomar la iniciativa, la profesión de auditoría puede mejorar la confianza en los negocios y en sí misma, reafirmar su rol de interés público, y fortalecer su posición en la sociedad.
El Manifiesto está en el corazón de este reporte. El reporte y los materiales en línea asociados ayudarán a informar el diálogo que entre los stakeholders AuditFutures estará fomentando en los próximos meses.
Lo invitamos a que se una a nosotros. Juntos, podemos pensar de manera diferente (y mejor) acerca de la auditoría y su futuro. Juntos, podemos construir un futuro sostenible para la auditoría, y a pequeña escala, un mundo mejor”.
Como Manifiesto, esto es, como declaración pública de un programa, personalmente me gusta. El único defecto que le encuentro es que le faltó precisar que por ‘auditoría’ se entiende ‘auditoría independiente de estados financieros’:
Para que no se confunda con otras auditorías.
Porque el núcleo de los problemas y, por lo tanto, de la solución requerida, está en la auditoría independiente de estados financieros.
Las otras auditorías (interna, financieras, forenses, etc.) van por otros caminos, atienden otras problemáticas, ofrecen otras soluciones.
Ello es muy importante en Colombia, para que algunos no saquen la conclusión ligera de que como el revisor fiscal hace auditoría el mundo está atento a aprender de nosotros sobre esta experiencia.
Otro elemento que vale la pena destacar es que el Manifiesto se refiere a la profesión de auditoría y no a la profesión del contador público. Históricamente, la profesión original es la del ‘contador’ (tenedor de libros y preparador de información) que, para efecto de distinguirlo de quién realiza la auditoría lo denominaron ‘contador público’ (public accountant). Pero como para ser contador público se requirió que fuera contador, entonces las cosas se complicaron y la marca se desdibujó.
Llega la hora, entonces, de construir la profesión del auditor, diferenciándola de la profesión del contador público:
Esto en los países anglosajones no tiene ningún problema porque las distintas certificaciones profesionales (ojo, que no son las mismas certificaciones de hacer cursos y/o aprobar exámenes) están claramente diferenciadas, incluso con códigos de ética y prácticas profesionales diferentes.
En países latinoamericanos sí es un problema porque el contador público puede hacer la auditoría y otra cantidad de cosas, aunque siempre termina solo haciendo trabajos relacionados con impuestos.
Quizás se quede ‘en el vacío’ que los auditores se apropien de cómo sea reformada y reconstruida. Mediante tomar la iniciativa, la profesión de auditoría puede mejorar la confianza en los negocios y en sí misma, reafirmar su rol de interés público, y fortalecer su posición en la sociedad. Muchos de ellos han privilegiado ‘su negocio’ y lo relacionado con la confianza en los negocios y el rol de interés público no ha pasado de ser un instrumento de relaciones públicas y mercadeo. Frente a los reclamos de la sociedad, han reconocido la brecha entre lo que la sociedad pide y lo que los auditores están dispuestos a dar, pero en la práctica es poco lo que han realizado por reducir o eliminar esa brecha. Por eso la solución efectiva va más por el lado de una vigilancia fuerte e independiente del ejercicio de la auditoría independiente de estados financieros, que se centre no tanto en los aspectos operativos (que hoy dependen de las tecnologías digitales) sino en lo fundamental, esto es, la independencia frente a la entidad auditada. Ello no admite una ‘ética en consonancia’ como la que se tiene en Colombia y tampoco admite que los servicios de auditoría independiente de estados financieros puedan ser prestados simultáneamente con servicios no-compatibles, como es el caso de la revisoría fiscal.
En Colombia, parece que ni los normalizadores, ni los reguladores, ni los supervisores están interesados en que se modifique la revisoría fiscal actual porque no quieren ‘Cruzar el Rubicón’, esto es, no están dispuestos a enfrentar los cambios requeridos que, ciertamente no son populares y no dan votos, frente a lo cual prefieren posiciones ‘legalmente cómodas’.
Tener diferencias de opinión, como lo resalta el Manifiesto, no constituye problema alguno. Antes mejor, esas diferencias son bienvenidas.
Lo que no puede ser ‘negociable’ son los principios alrededor de los cuales se debe realizar la construcción de la auditoría moderna.
En relación con tales principios, el reporte es fecundo y bien interesante. Los concreta en cinco:
Propósito. Articular, comunicar y defender el propósito social y económico.
Identidad. Desarrollar y promover la identidad distintiva del profesional de auditoría.
Comunidad. Fomentar una comunidad colaborativa de aprendizaje para la práctica profesional de la auditoría.
Educación. Comprometerse con formación y educación profesional holística.
Mentalidad. Adoptar una ‘mentalidad de diseño’ para pensar y trabajar de manera diferente
El reporte contiene distintos proyectos para avanzar en esta dirección. Personalmente me gustaron dos:
Future Firms Framework [Estructura de las firmas del futuro], como una herramienta de innovación y un recurso para la discusión. Acoge una perspectiva ‘multidimensional’, más en la línea de las ‘plataformas profesionales’ que en la de los modelos jerárquicos tradicionales centrados en el cumplimiento legal.
Ethics by design [Ética por diseño]. Un trabajo con el sicólogo social Jon Haid, de la New York University Stern School of Business, sobre cultura organizacional y diseño de sistemas éticos, que rompe todos los esquemas de la ética entendida como cumplimiento legal (formal). Integra las perspectivas de la firma, los empleados y la sociedad, y no tanto los intereses económicos de los socios y las luchas internas por llegar a ser socio de la firma.
Tal y como están planteados estos principios, debieran llevar a que IFAC replantee su orientación, así como la de los emisores de estándares internacionales que tiene bajo su ‘umbrella’. En una dirección similar, The Monitoring Group (MG) presentó en julio 14 de 2020, sus recomendaciones Strengthening the International Audit and Ethics Standard-Setting System [Fortalecimiento del sistema internacional de emisión del estándar de auditoría y de ética] que buscan:
Lograr un sistema de emisión del estándar que sea independiente e incluyente de los múltiples stakeholders;
Reforzar la consideración del interés público en el proceso de emisión del estándar y durante todo el ciclo de desarrollo de los estándares, con vigilancia independiente mejorada y orientación del estándar por parte de la Public Interest Framework [Estructura del interés público]; y
Fomentar el desarrollo de estándares oportunos, de calidad alta, que respondan a la aceleración del ritmo del cambio.
Todo indica que se avanza en la dirección hacia una profesión de auditoría moderna, altamente mejorada en todos sus aspectos. La revisoría fiscal no puede seguir anclada en el modelo actual. Su transformación es inevitable.
Es posible que estas propuestas avancen lentamente. Son muchos más los no-interesados. Abundan quienes trabajan por debajo de la mesa. Pero es importante sumar en búsqueda de soluciones que hagan que el mundo sea mejor para todos.
En todo caso, la lectura de este tipo de reportes es saludable en esta época en que por la pandemia del covid-19 y por la proliferación de normas y más normas se hace necesario restablecer el equilibrio mental y emocional.